Como concepto existencialista dentro de lo artístico, el doppelgänger se convierte en un recurso que matiza la autousurpación de identidad a la que nos sometemos, a esa lucha interna que cursa cada individuo que conforma nuestra sociedad mientras transita el camino del existir.
A propósito de la nueva película de Bong Joon-ho 'Mickey 17' (2025), se hace conveniente aprovechar la ocasión para proponer 10 películas que invitan, de manera ejemplar, a reflexionar sobre nuestra propia percepción de la identidad. Probablemente, de ellas se pueda aprender que no somos tan dueños de nosotros mismos como creemos.
Coralie Fargeat, poniendo un pie en medio del cine de autor, la serie B y el blockbuster, lleva el concepto del doppelgänger al terreno del horror corporal y, sobre todo, al de una crítica social que versa en cómo se observa el mundo del físico femenino y la belleza (de lo que ya se ha hablado largo y tendido en este otro artículo).
Siguiendo las andanzas de Elisabeth, una mujer famosa de mediana edad (Demi Moore), se nos muestra la existencia de un tratamiento revolucionario para rejuvenecer. Junto a la protagonista, descubrimos que este tratamiento (la sustancia a la que hace referencia el título) genera una versión joven de sí misma. A medida que ambas versiones coexisten, la tensión entre el cuerpo huésped y el joven doppelgänger se convierte en una lucha obsesiva por su propia identidad y su autonomía. Para dar más empaque al mensaje, la película se regodea hasta la extenuación en el formidable juego de hacer del cuerpo femenino algo sugerente en una primera toma de contacto, para luego convertirlo en algo aberrante.
Siguiendo las andanzas de Elisabeth, una mujer famosa de mediana edad (Demi Moore), se nos muestra la existencia de un tratamiento revolucionario para rejuvenecer. Junto a la protagonista, descubrimos que este tratamiento (la sustancia a la que hace referencia el título) genera una versión joven de sí misma. A medida que ambas versiones coexisten, la tensión entre el cuerpo huésped y el joven doppelgänger se convierte en una lucha obsesiva por su propia identidad y su autonomía. Para dar más empaque al mensaje, la película se regodea hasta la extenuación en el formidable juego de hacer del cuerpo femenino algo sugerente en una primera toma de contacto, para luego convertirlo en algo aberrante.
Esta interpretación del doppelgänger funciona como metáfora de la obsesión por la juventud y la imagen en la industria del espectáculo. Aquí, la versión joven (Margaret Qually) no es solo un doble, sino un enemigo que expone la violencia del star system y la fragilidad del yo con el paso de los años. Fargeat no solo juega con el miedo a ser reemplazado, sino que nos enfrenta a la pérdida de lo que reconocemos nuestro como una condena inevitable.
El género del Body Horror de hoy no existiría sin la figura de David Cronenberg, y es capital mencionarlo después de 'La sustancia' porque la obra del director es una total inspiración para Fargeat.
En 'Inseparables', Cronenberg lleva el concepto del doppelgänger hacia la psicología detrás de la disolución del yo; la película no trata de la lucha entre dos seres por mantener su identidad, sino de todo lo contrario: aquí, ambos se fagocitan hasta no ser nada el uno sin el otro. Siguiendo la historia de Beverly y Elliot Mantle, dos hermanos gemelos (interpretados ambos por Jeremy Irons) que comparten profesión, vida y amantes, se nos muestra el progresivo deterioro de su relación cuando una mujer se interpone entre ellos. A medida que la simbiosis perfecta que han construido se desmorona, la frontera entre uno y otro se vuelve difusa, transformando su vínculo sólido y preciado en psicosis y autodestrucción.
En 'Inseparables', Cronenberg lleva el concepto del doppelgänger hacia la psicología detrás de la disolución del yo; la película no trata de la lucha entre dos seres por mantener su identidad, sino de todo lo contrario: aquí, ambos se fagocitan hasta no ser nada el uno sin el otro. Siguiendo la historia de Beverly y Elliot Mantle, dos hermanos gemelos (interpretados ambos por Jeremy Irons) que comparten profesión, vida y amantes, se nos muestra el progresivo deterioro de su relación cuando una mujer se interpone entre ellos. A medida que la simbiosis perfecta que han construido se desmorona, la frontera entre uno y otro se vuelve difusa, transformando su vínculo sólido y preciado en psicosis y autodestrucción.
Esta interpretación del doppelgänger presenta la pérdida de identidad que genera la dependencia emocional. Aquí, el hermano que pierde la lucha por la conquista de la mujer se convierte en una proyección del deterioro del ganador, un juego de espejos que muestra el terror de la individualidad cuando uno ha sido sustituido por alguien que podría ser uno mismo. Por partida doble, Cronenberg juega con el miedo a ser reemplazado, y también, con la angustia de descubrir que, sin el otro, puede que no haya un verdadero yo.
El director chino Lou Ye filmó una de las grandes obras de culto del cine a principios de siglo, llevando la figura del doppelgänger al terreno del cine noir y mostrando un punto de vista potencialmente diferente de este fenómeno, donde ya no es tanto que haya un doble alguien, sino cómo afecta a los demás la posibilidad de que alguien lo tenga.
Siguiendo la historia de Mardar, un mensajero de la ciudad de Shanghái, y su relación con Moudan, una joven que desaparece trágicamente, 'Suzhou River' nos introduce en la historia de hastío vital del protagonista hasta que él cree encontrar a Moudan reencarnada en Meimei, una mujer que trabaja en un club nocturno disfrazada de sirena. En todo momento, el espectador se enfrenta a la ambigüedad de si realmente son la misma persona o si Meimei es simplemente un reflejo del deseo de Mardar, que está intentando corregir su pasado.
Siguiendo la historia de Mardar, un mensajero de la ciudad de Shanghái, y su relación con Moudan, una joven que desaparece trágicamente, 'Suzhou River' nos introduce en la historia de hastío vital del protagonista hasta que él cree encontrar a Moudan reencarnada en Meimei, una mujer que trabaja en un club nocturno disfrazada de sirena. En todo momento, el espectador se enfrenta a la ambigüedad de si realmente son la misma persona o si Meimei es simplemente un reflejo del deseo de Mardar, que está intentando corregir su pasado.
Esta interpretación del doppelgänger funciona como metáfora de la imposibilidad de recuperar lo perdido (en el amor particularmente). Meimei simboliza para todos la incapacidad de aceptar la realidad. Lou Ye quiere darnos a entender que la persona que llegamos a amar es posible que sea una construcción de nuestra propia mente, quizás un doble de alguien a quien ya amamos alguna vez, o un doble de alguien a quien querríamos llegar a amar.
Adaptando la novela de Dostoievski del mismo nombre, Richard Ayoade nos plantea este absurdo kafkiano donde enseña cómo la identidad se puede fragmentar hasta volverse irreconocible. El film nos presenta a Simon James, un oficinista insignificante y gris que pasa desapercibido para todos. Es entonces cuando aparece James Simon, una versión idéntica a él en lo físico pero todo lo contrario a su forma de ser y pensar: una persona carismática, segura y exitosa. Para Simon James, James Simon es una amenaza asfixiante, que poco a poco le arrebata su vida, su trabajo y hasta el amor de Hannah, la mujer de la que Simon James está enamorado secretamente. Para intensificar toda esta paranoia, Ayoade envuelve la película con luces mortecinas y espacios claustrofóbicos diáfanos que conviven con un mundo burocrático absurdamente laberíntico.
Esta interpretación del doble funciona como metáfora de la lucha interna contra las propias inseguridades. Aquí, con una lectura sencilla, vemos que James Simon es el reflejo de todo lo que Simon James desearía ser y nunca será. Ayoade nos quiere decir que si, por alguna razón, causa terror que alguien nos robe la identidad y lo viéramos triunfar con ella, deberíamos plantearnos si realmente la hemos tenido en primer lugar.
La aparición de la primera película española de la lista no es baladí, y es que la directora Andrea Jaurrieta lleva el concepto del doppelgänger al terreno opuesto de la película de la que hablábamos anteriormente. Aquí, la figura del doble ofrece la liberación y da rienda suelta a los deseos reprimidos de la protagonista; a fin de cuentas, la identidad puede ser una cárcel en la que nosotros mismos nos hemos encerrado, puede que presionados por la sociedad.
En 'Ana de día', seguimos la historia de Ana (una estupenda Ingrid Garcia-Jonsson), una joven abogada atrapada en una vida convencional, que descubre un día que ha sido reemplazada por una doble idéntica a ella, y que está viviendo su vida tal y como lo haría ella. En lugar de confrontarla, Ana decide aprovechar la ocasión para desaparecer, dejándose atrapar por una existencia marginal donde puede experimentar la vida sin las ataduras que conllevaba su identidad. A medida que se desarrolla la trama, la tensión que siente la protagonista entre la Ana que fue y la que quiere ser se convierte en una búsqueda desesperada por descubrir quién es realmente. Jaurrieta convierte el viaje de Ana en un descenso hacia la libertad y, al mismo tiempo, la asciende a la autodestrucción.
En 'Ana de día', seguimos la historia de Ana (una estupenda Ingrid Garcia-Jonsson), una joven abogada atrapada en una vida convencional, que descubre un día que ha sido reemplazada por una doble idéntica a ella, y que está viviendo su vida tal y como lo haría ella. En lugar de confrontarla, Ana decide aprovechar la ocasión para desaparecer, dejándose atrapar por una existencia marginal donde puede experimentar la vida sin las ataduras que conllevaba su identidad. A medida que se desarrolla la trama, la tensión que siente la protagonista entre la Ana que fue y la que quiere ser se convierte en una búsqueda desesperada por descubrir quién es realmente. Jaurrieta convierte el viaje de Ana en un descenso hacia la libertad y, al mismo tiempo, la asciende a la autodestrucción.
Esta interpretación del doppelgänger funciona como metáfora del peso de las expectativas sociales. Aquí, la doble no es una amenaza externa, sino la encarnación de la vida que Ana nunca se atrevió a vivir. La película no juega con el miedo a ser sustituido: el doppelgänger no es el enemigo, sino la posibilidad de romper con lo establecido y reinventarse, aunque el precio a pagar sea perder tu propia identidad.
Hablamos de otra libre adaptación de un libro, esta vez de 'El hombre duplicado' de José Saramago. Denis Villeneuve, que venía de rodar 'Prisioneros', construyó otro de sus laberintos psicológicos con dobles como telón de fondo. En 'Enemy', seguimos a Adam (Jake Gyllenhaal), un profesor de universidad cuya vida anodina se ve sacudida cuando descubre a su doble exacto, un actor llamado Anthony. La obsesión por su réplica lo lleva a persecuciones obsesivas, hasta llegar a plantear un intercambio de roles que define a la perfección cómo se crea la identidad de las personas.
Esta interpretación del doppelgänger, de nuevo, funciona como metáfora de la represión de los deseos ocultos, pero se aleja de la idea de que este doble sea una persona con una psicología diferente, de hecho, son calcos, pero con destinos diferentes, y es ese destino el que forja su identidad; si se cambiaran, serían exactamente como es el otro. Esta interpretación del doble representa la proyección de una vida alternativa pero basado en lo que uno es.
Si bien resulta obvio que las cosas que le pasen a uno serán las que acabarán definiendo su identidad, parece ser que solo nos reconocemos por aquello que NO pasamos. En 'Enemy', el doppelgänger es tanto una sombra como un espejo.
Si bien resulta obvio que las cosas que le pasen a uno serán las que acabarán definiendo su identidad, parece ser que solo nos reconocemos por aquello que NO pasamos. En 'Enemy', el doppelgänger es tanto una sombra como un espejo.
Duncan Jones, el hijo de David Bowie, se hermana con la idea de Bong Joon-Ho (aunque es justo decir que es más bien al revés) de llevar el concepto del doppelgänger al terreno de la ciencia ficción existencialista en lo referente a lo laboral. En 'Moon', seguimos a Sam Bell (Sam Rockwell), un astronauta que trabaja en solitario en una estación lunar, esperando con ansias el final de su contrato para regresar a la Tierra. Sin embargo, su rutina se quiebra cuando descubre a otro hombre idéntico a él dentro de la base. Ambos resultan ser clones, versiones desechables de un trabajador original cuya existencia ha sido borrada.
Esta interpretación del doppelgänger funciona como metáfora de la explotación laboral y la deshumanización que reduce a los individuos a meros recursos, a gente prescindible. Por ello, la identidad laboral de Sam se puede considerar una ilusión impuesta por una megacorporación. Jones nos habla de que, para las empresas, no somos talentos únicos.
Darren Aronofsky fue el responsable de llevar el concepto del doppelgänger al terreno de la obsesión autodestructiva, mostrando cómo la lucha por la perfección puede destruir los límites de nuestra identidad. En 'Cisne negro', seguimos a Nina (Natalie Portman), una bailarina disciplinada que consigue el papel principal en El lago de los cisnes. Su obsesión por alcanzar la perfección y encarnar tanto al cisne blanco como al cisne negro la sumerge en una absoluta paranoia, donde empieza a ver una doble de sí misma en todas partes, encarnada en la figura de Lily (Mila Kunis), su compañera de compañía. Lo que comienza como una rivalidad profesional, se convierte en una manifestación de su mente fracturada.
Esta interpretación tan peculiar del doppelgänger hace de símil para ejemplificar hasta qué punto nos puede destruir la presión autoimpuesta en el mundo laboral, más concretamente en lo relacionado con lo artístico. Nos enfrentamos, pues, a la pérdida de control sobre nuestra propia identidad cuando nos precipitamos a la búsqueda de la perfección. Con ello, esta peculiar historia narra de manera simbólica cuánto hay que sacrificar para ser el mejor, y es que nadie nace para serlo objetivamente, no está en nuestra naturaleza: para ser el mejor en algo, primero tiene que morir la identidad.
Y si hablamos de identidades disociadas, y más en concreto de la película anterior, sería pecado no hablar de esta mayúscula obra de Satoshi Kon, de donde Aronofsky bebe descaradamente para su 'Cisne negro'. En 'Perfect Blue' se habla de cómo la presión de la fama puede fragmentar la percepción de uno mismo hasta el delirio. En el film, seguimos a Mima, una joven idol (en japón, algo así como una cantante/influencer) que decide abandonar su carrera en el mundo del pop para convertirse en actriz. A medida que se sumerge en papeles más oscuros durante su carrera, comienza a ser acechada por una versión de sí misma: la Mima idol, la que era antes de ser actriz. Esta doble manifiesta la particularidad de parecer existir tanto en su mente como en la realidad, causando al personaje una total paranoia.
La película gusta de mostrar que es muy frágil mantener el equilibrio entre la imagen pública y la identidad privada, y expone la alienación que sufren las figuras mediáticas cuando el público se apropia de su identidad, esto es, el auténtico drama que supone ser famoso. Aquí se habla de la entidad que encarna la presión social, de la imposibilidad de escapar del pasado, de cómo afectan las decisiones.
Es fácil llegar a perderse en la imagen que los demás han construido de nosotros, y 'Perfect Blue' enseña todo ese mundo que no te permite ser dueño de ti mismo.
Es fácil llegar a perderse en la imagen que los demás han construido de nosotros, y 'Perfect Blue' enseña todo ese mundo que no te permite ser dueño de ti mismo.
El siempre original director Spike Jonze y el disruptivo guionista Charlie Kaufman llevan el concepto del doppelgänger a lo metanarrativo relacionándolo con lo que supone pasar por una crisis creativa. En 'Adaptation.' (bautizada en España con el sobrenombre de 'El ladrón de orquídeas'), seguimos una versión caricaturizada del propio guionista de esta película, Charlie Kaufman (interpretado por Nicolas Cage), un guionista neurótico y lleno de inseguridades que intenta adaptar el libro 'El ladrón de orquídeas' de Susan Orlean (un libro que existe en la realidad) tratando, por dignidad, en no caer en los clichés del cine Hollywood.
Esta interpretación del doppelgänger (el hermano gemelo de Charlie) casa con la idea de películas como 'American fiction' (de la que hablamos en este artículo), tratando el punto de conflicto entre el arte y la comercialidad, la suerte de la autoexigencia y la facilidad con la que otros parecen cursar la vida sin tener un ápice de talento. La película guarda un mensaje triste, y es que en los días que corren, el éxito y el talento no van necesariamente de la mano.
Hay que insistir en que 'Adaptation.' es un ejemplo extremo de metaficción, un film lleno de capas narrativas que lo convierte en algo muy difícil de explicar. La historia comienza con una recreación ficcionalizada del rodaje de 'Cómo ser John Malkovich', la película real que dio fama en Hollywood al guionista Charlie Kaufman y al director Spike Jonze. La trama avanza cuando a Charlie le ofrecen adaptar 'El ladrón de orquídeas', un libro de Susan Orlean, para que Jonze lo dirija. Sin embargo, tras el éxito de 'Cómo ser John Malkovich', Kaufman se encuentra completamente bloqueado. No sabe cómo trasladar a la pantalla una obra que combina periodismo con una historia real sobre el tráfico de una rara especie de orquídea. En medio de esta lucha, se nos presenta a Donald Kaufman (también interpretado por Cage), su hermano gemelo, y su opuesto en todos los aspectos. Donald, que se cree guionista tras leer el libro 'El guión' de Robert McKee, es despreocupado, optimista y rápidamente gana reconocimiento en la industria cinematográfica con ideas convencionales y comerciales para guiones, lo que frustra aún más a Charlie. Donald representa tanto lo que Charlie desprecia como lo que, en el fondo, desearía ser. Atrapado en su bloqueo, Charlie se obsesiona con su guión sin lograr avances. Pero, poco a poco, se comprende que la historia que escribe empieza a transformarse en la propia película que estamos viendo: su intento de adaptar 'El ladrón de orquídeas'. Como colofón, la película acaba transformándose, de repente, en una adaptación del libro 'El ladrón de orquídeas'.
Esta interpretación del doppelgänger (el hermano gemelo de Charlie) casa con la idea de películas como 'American fiction' (de la que hablamos en este artículo), tratando el punto de conflicto entre el arte y la comercialidad, la suerte de la autoexigencia y la facilidad con la que otros parecen cursar la vida sin tener un ápice de talento. La película guarda un mensaje triste, y es que en los días que corren, el éxito y el talento no van necesariamente de la mano.
En común, podríamos sacar que cuando en la ficción se habla de dobles, en realidad se habla de nuestra propia naturaleza, de los roles que adoptamos, de la fragilidad de existir. Son relatos que también nos enfrentan a nuestra identidad, al miedo a reconocernos prescindibles, a descubrir que no somos quienes creemos. En el doble se puede ver una sombra, una posibilidad. Un doble representa la verdad que evitamos mirar.