Marvel Studios enfrenta su enésimo momento de transición. 'Thunderbolts*', dirigida por Jake Schreier, cierra la Fase 5 del UCM, proponiendo una mirada diferente sobre el heroísmo y sobre las películas del género superheroico en Marvel, ahora con un punto de vista más humano, más torpe, pero, ante todo, luminoso. Más cercano al tipo de filmación que haría James Gunn, esta nueva incursión superheroica plantea un punto de inflexión del que debería de salir más que victorioso, porque la película, siendo francos, funciona con creces, pero se enfrenta al grave problema de ser una película del universo cinematográfico de Marvel, un estudio que ya no asegura éxito, puede que incluso asegure todo lo contrario. Pero es innegable que van por el camino, como lo hacen sus personajes, de la redención.
1. Marvel en desintoxicación de las pantallas verdes
El mundo superhéroes en el cine está hasta arriba de efectos digitales, por eso 'Thunderbolts' apuesta por un regreso a lo convencional. Más del 70% de la película se rodó sin las odiosas pantallas verdes, utilizando efectos prácticos y escenarios reales, aunque no por ello esconde el uso del digital totalmente. Jake Schreier, conocido por 'Un amigo para Frank' y recomendado personalmente por Jon Watts (director de 'Spider-Man: Homecoming'), persigue la inocencia y la verdad más inmediata en las actuaciones, permitiendo a Florence Pugh (que se roba el show), Sebastian Stan, David Harbour (el poderoso alivio cómico) y Julia Louis-Dreyfus trabajar sobre el terreno y reaccionar de forma más orgánica. Con ello, se busca reducir la distancia entre actor y espectador y restituir la fisicidad que la épica digital ha desplazado en el estudio; y se encuentra, al fin, la importancia de lo puramente orgánico sobre lo digital, clave del exito de estudios como A24 (se comenta mucho porque 2 de los guionistas implicados fueron responsables del guión de 'Beef', a la que en sus diálogos se asemeja) y el acertado futuro camino a seguir de los productos del DCU.
2. La fragilidad como superpoder
'Thunderbolts*' centra su relato en los pormenores de sus personajes, tal y como hemos visto en series como 'Comando Monster' o 'Peacemaker' en el DCU. La película se presenta como la búsqueda de identidad para un grupo de inadaptados marcados por la culpa. Schreier retoma así esa vieja obsesión por el camino de la redención.
Y es que los Thunderbolts no responden a héroes al uso. Como ya ocurría con los 'Guardianes de la galaxia' (salvando las distancias), son individuos imperfectos que luchan contra su propio pasado, intentando encontrar, por el camino, el perdón propio y el de los demás. Florence Pugh como Yelena Belova, Sebastian Stan como Bucky Barnes, David Harbour como el Guardián Rojo, junto con el resto del stuff, representan a seres humanos tratando de sobrevivirse a sí mismos.
Con esta premisa, 'Thunderbolts' funciona como una especie de punto de partida para unas nuevas estrellas (esta vez si) dentro del UCM.
3. El Club de los Ocho
Jake Schreier define con atino a su equipo protagonista haciendo una comparación inesperada: 'El Club de los Cinco', de John Hughes. Los Thunderbolts son, en esencia, un puñado de personas rotas obligadas a convivir, a colaborar desde la diferencia, a descubrir un sentido común dentro del conflicto individual.
La dinámica de grupo, que en otras películas del género no presenta mayor importancia (salvo alguna circunstancial), aquí es precisamente el núcleo dramático. Cada personaje protagonista se encuentra en un punto diferente de desasosiego del cual, al ponerse en común, aparece la posibilidad de reconstruirse. Y es ahí donde la película encuentra su leit motiv: la posibilidad de la redención como acto colectivo.
4. Tu sonido me suena
La ruptura que propone 'Thunderbolts*' también es sonora. El soundtrack, a cargo de Son Lux (conocidos en el cine por su trabajo en 'Todo a la vez en todas partes'), renuncia a las fanfarrias habituales para abrazar una musicalidad más experimental.
La elección de Son Lux, que ya trabajó con Schreier en 'Ciudades de papel', refuerza esa sensación de estar ante un producto Marvel que intenta encontrar una personalidad propia. La música sorprende por su sonoridad contradictoria, inestable, poco reconocible, que es precisamente lo que intenta representar el guion de la nueva obra de Marvel Studios.
'Thunderbolts*' no busca hacer a sus superhéroes más poderosos para hacerlos combatir contra enemigos insuperables, aquí todo gira en hacerlo todo más humano. En la fragilidad de los personajes, en sus dudas, en su incapacidad para salvarse, Marvel encuentra algo que había perdido hacía tiempo: humanidad. Y lo mismo parece haber encontrado el estudio. Puede que solo sea un espejismo, pero el renacer del cine superheroico es posible.